Comunicado del EZLN:
EJÉRCITO ZAPATISTA DE
LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
Palabras del EZLN en el
21 aniversario del inicio de la guerra contra el olvido.
Subcomandante
Insurgente Moisés.
Compañeras
y compañeros familiares de los estudiantes de Ayotzinapa asesinados y
desaparecidos por el mal gobierno de este sistema capitalista:
Compañeras
y compañeros del Congreso Nacional Indígena:
Compañeras,
compañeros y compañeroas de la Sexta de México y del mundo:
Compañeras
y compañeros Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:
Compañeras
y compañeros comandantes y comandantas, jefas y jefes del Comité Clandestino
Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN:
Compañeras
y compañeros milicianas y milicianos:
Compañeras
y compañeros insurgentes e insurgentas:
Compas:
Por
mi voz habla la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Reciban
todas, todos y todoas que están y no están presentes, el saludo de los hombres,
mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas zapatistas.
Sea
bienvenido el paso, la voz, el oído, la mirada, el corazón colectivo de abajo y
a la izquierda.
Tenemos
como invitados de honor a los familiares de quienes nos hacen falta en
Ayotzinapa, en México y en el mundo.
Agradecemos
de corazón el honor que nos hacen al estar presentes aquí con nuestros pueblos
zapatistas que somos.
Nos
honran también sus silencios y palabras.
Nos
hermanan su dolor y su rabia.
Nosotros,
nosotras las zapatistas, no perdemos de vista ni cerramos nuestros oídos a la
pena y el coraje de Ayotzinapa que nos muestran y nos hablan los familiares.
La
pena por las muertes y desapariciones.
El coraje por los malos gobiernos que esconden la verdad y niegan la
justicia.
Lo
que sabemos y recordamos en esta lucha de Ayotzinapa es que sólo como pueblos
organizados vamos a encontrar la verdad.
No
sólo la verdad desaparecida en Ayotzinapa, también todas las verdades que han
sido secuestradas, encarceladas y asesinadas en todos los rincones del planeta
Tierra.
Sobre
esa verdad ahora ausente podremos construir la justicia.
Porque
nosotras, nosotros los zapatistas, pensamos que ya no hay que confiar más en
los malos gobiernos que hay en todo el mundo.
Esos
malos gobiernos que sólo sirven a los grandes capitalistas.
Esos
malos gobiernos que sólo son los empleados del capital. Los capataces, mayordomos y caporales de la
gran hacienda capitalista.
Estos
malos gobiernos no van a hacer nunca un bien para los pueblos.
No
importa qué tantas palabras digan, esos gobiernos no mandan, porque el mero
Mandón es el capitalismo neoliberal.
Por
eso no hay que creerles nada a los malos gobiernos.
Todo
lo que queramos como pueblos lo tenemos que construir entre nosotros.
Así
como los familiares de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa están
construyendo su búsqueda de verdad y justicia.
Así
como están construyendo su propia lucha.
Queremos
decirles a los padres y madres de los compañeros desaparecidos que no descansen
de luchar y no dejen de luchar por la verdad y la justicia para los 43.
Su
lucha de los familiares de Ayotzinapa es el ejemplo y el alimento que nos dan a
quienes queremos verdad y justicia en todos los suelos del planeta.
Quiere
que tomemos el ejemplo de los papás y mamás, de dejar la casa y la familia por
trabajar y encontrarse con otras familias que tienen iguales sus dolores,
rabias y resistencias.
La
esperanza no está en un hombre o una mujer individuales, como nos hacen creer y
dicen “voten por mí” o “vengan a esta organización porque nosotros vamos a
ganar la lucha”.
Así
dicen.
Pero,
¿cuál lucha? Si lo sabemos que ellos lo
que quieren es llegar al Poder y ya después se olvidan de todo y de todos.
Por
eso es mejor que tomemos el ejemplo de los familiares de Ayotzinapa de
organizarse.
Hay
que construir y crecer organización en cada lugar donde vivimos.
Imaginemos
cómo puede ser una nueva sociedad.
Para
eso tenemos que estudiar cómo estamos en esta sociedad en que vivimos.
Nosotras
y nosotros los zapatistas decimos que estamos en una sociedad donde somos
explotados, reprimidos, despreciados y despojados por siglos de patrones y
líderes, y hasta hoy, finales del 2014 y principios del 2015, así sigue la
sociedad.
Desde
entonces nos han querido engañar diciéndonos que ellos, los de arriba, son los
más chingones y que nosotros, nosotras, no servimos para nada.
Que
somos tontos y tontas, así nos dicen.
Que
ellos sí saben pensar, imaginar, crear, y que nosotros y nosotras sólo somos
los peones en lo que hacen.
“¡Al
carajo con eso!”, “¡Ya basta!”, así dijimos nosotros, nosotras las zapatistas,
en el año 1994, y entonces nos tuvimos
que gobernarnos autónomamente.
Así
lo vemos nosotras, nosotros los zapatistas, que el esfuerzo de trabajo y lucha
con rebeldía y resistencia con dignidad de los familiares de los compañeros
estudiantes desaparecidos, es que nos están llamando a organizarnos para que no
nos pase igual.
O
para que sepamos qué hacer antes de que nos pase igual.
O
qué hacer para que nunca le pase a nadie esto lo que les pasó por este sistema
en que estamos.
Porque
lo han explicado muy bien los familiares de Ayotzinapa. Como buenos maestros los familiares han
explicado que el responsable del crimen es el sistema por medio de sus
capataces.
Y
el sistema lo tiene también sus escuelas para capataces, mayordomos y
caporales, y esas escuelas son los partidos políticos que sólo buscan cargos,
puestos, puestecitos.
Ahí
es donde se preparan los serviles de los malos gobiernos. Ahí aprenden a robar, a engañar, a imponer, a
mandar.
De
ahí salen los que hacen las leyes, que son los legisladores.
De
ahí salen los que obligan a cumplir esas leyes con la violencia, que son los
presidentes grandes, medianos y pequeños, con sus ejércitos y policías.
De
ahí salen los que juzgan y condenan a los que no obedecen esas leyes, que son
los jueces.
Y
pues lo vemos que no importa si esos capataces, mayordomos y caporales son
hombres o mujeres, si son blancos, negros, amarillos, rojos, verdes, azules,
cafés, cualquier color.
Su
trabajo de ellos allá arriba es no dejarnos respirar a los que estamos abajo.
En
veces tiene el mismo color de piel el que manda matar que el que es matado.
En
veces tienen el mismo color y lengua el asesino y la víctima.
Y
no importan ni el calendario ni la geografía.
Lo
que nos ha hecho pensar la lucha de los familiares y compañeros de Ayotzinapa
es que quienes secuestran, asesinan y mienten son los mismos.
Que
no va a buscar la verdad quien predica la mentira.
Que
no va a hacer justicia quien impone la injusticia.
Y
es que pensamos que esto ya no puede ser que siga siempre así, en todas partes
y en todos los niveles.
Y
esto es lo que nos enseñan los familiares de Ayotzinapa, que es mejor que nos
busquemos y nos encontremos quienes padecemos esta enfermedad que se llama
capitalismo.
De
su mano de los familiares de Ayotzinapa buscamos a las desaparecidas que hay en
todos los mundos que somos.
Porque
las desaparecidas y asesinadas todos los días y a todas horas y en todas partes
son la verdad y la justicia.
De
su mano de los familiares de los 43 entendimos que Ayotzinapa no está en el
estado mexicano de Guerrero, sino que está en todo el mundo de abajo.
De
su mano entendemos que el enemigo común del campo y de la ciudad es el
capitalismo, no sólo en un país sino en todo el mundo.
Pero
esta guerra mundial capitalista encuentra en todos los rincones a gente que se
rebela y resiste.
Esta
gente en rebeldía y resistencia se va organizando según su propio pensamiento,
según su lugar, según su historia, según su modo.
Y
en sus luchas de rebeldía y resistencia se van conociendo entre sí y hacen sus
acuerdos para lograr lo que se quiere.
Se
conocen pero no se juzgan entre sí.
No
entran en competencia a ver quién es mejor.
No se preguntan quién ha hecho más, quién va adelante, quién es
vanguardia, quién manda.
Lo
que se preguntan entre sí es si hay algún bien en lo que hace el capitalismo.
Y
como la respuesta que encuentran es que NO hay nada de un bien, sino todo lo
contrario, nos hace mil formas de males, entonces es lógico que tenemos mil
formas de respuesta a ese mal.
O
sea que la pregunta pasa a ser ¿cómo se hace para rebelarse contra el mal? ¿Cómo se resiste para que ese mal del
capitalismo no destruya? ¿Cómo se hace
para volver a construir lo destruido de modo que no quede igual sino que sea
mejor? ¿Cómo se levanta al caído? ¿Cómo se encuentra al desaparecido? ¿Cómo se
libera al preso? ¿Cómo viven los
muertos? ¿Cómo se construyen la democracia, la justicia, la libertad?
No
hay una respuesta sola. No hay un
manual. No hay un dogma. No hay un credo.
Hay
muchas respuestas, muchos modos, muchas formas.
Y
cada quien va viendo sus resultados y va aprendiendo de su propia lucha y de
otras luchas.
Mientras
los de arriba se enriquecen con paga, los de abajo se enriquecen con
experiencias de lucha.
Y,
hermanas y hermanos, les decimos claro lo que nosotras, nosotros los
zapatistas, hemos aprendido de mirarnos y escucharnos, y de mirar y escuchar al
mundo.
No
ha sido, ni es, ni será por un individuo o individua que nos va a llegar el
regalo de la libertad, de la verdad, de la justicia.
Porque
resulta, amigos y enemigos, que la libertad, la verdad y la justicia no son
regalos, sino derechos que hay que conquistar y defender.
Y
son los colectivos los que lo logran.
Somos
ya los pueblos, mujeres, hombres y otroas del campo y la ciudad quienes tenemos
que tener en la mano la libertad, la democracia y la justicia para una sociedad
nueva.
Eso
es lo que nos están planteando los padres y madres de los compañeros
desaparecidos.
Con
mil formas vamos a tener que luchar para conquistar esa nueva sociedad. Con
distintos grados de compromiso vamos a tener que participar por esa sociedad
nueva.
Todos
debemos acompañar en la lucha a los familiares de Ayotzinapa en su búsqueda de
la verdad y la justicia, simple y sencillamente porque eso es el deber de
cualquiera que sea de abajo y a la izquierda,
Y
decimos acompañar, porque no se trata de dirigirlos, de manipularlos, de
manejarlos, de usarlos, de despreciarlos.
Se
trata de luchar junto con ellos.
Porque
ningún ser humano honesto puede festejar este dolor y esta rabia, esta
injusticia.
Hermanas
y hermanos familiares de los ausentes de Ayotzinapa:
Las
zapatistas, los zapatistas, los apoyamos porque su lucha es justa y es
verdadera. Porque su lucha debe ser de
toda la humanidad.
Han
sido ustedes y nadie más quienes han puesto la palabra “Ayotzinapa” en el
vocabulario mundial.
Ustedes,
con su palabra sencilla. Ustedes sin más
caudillo que su corazón adolorido e indignado.
Y
eso que han mostrado nos ha dado mucha fuerza y ánimo a la gente sencilla de
abajo y a la izquierda.
Porque
allá afuera se dicen y se gritan que sólo los cabezas grandes saben cómo, que
sólo con líderes y caudillos, que sólo con partidos políticos, que sólo con las
elecciones.
Y
ahí están en su gritadera que ni se escuchan entre ellos, que ni escuchan la
realidad.
Y
entonces apareció su dolor de ustedes, su rabia de ustedes.
Y
entonces nos enseñaron que era y es también nuestro dolor, que era y es también
nuestra rabia.
Por
eso fue que les pedimos que tuvieran nuestra representación en estos días del
Primer Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el
Capitalismo.
No
sólo deseamos que se consiga el noble objetivo de que regresen con vida quienes
hoy todavía nos hacen falta.
También
seguiremos apoyando con nuestras pequeñas fuerzas.
Como
zapatistas estamos seguros de que sus ausentes, que son también nuestros,
cuando se hagan de nuevo presentes no se maravillarán tanto porque sus nombres
tomaron muchas lenguas y muchas geografías.
Tampoco porque sus rostros recorrieron el mundo. Ni porque la lucha por su aparición con vida
fue y es global. Ni porque su ausencia
haya derrumbado la mentira hecha gobierno y denunciado el terror hecho sistema.
Se
maravillarán sí, pero al darse cuenta de la estatura moral de sus familiares,
de ustedes, que en ningún momento dejaron caer sus nombres. Y que, sin rendirse, sin venderse, sin
claudicar, siguieron buscándolos hasta encontrarlos.
Entonces,
ese día o esa noche, sus ausentes les darán el mismo abrazo que ahora les damos
las zapatistas, los zapatistas.
Un
abrazo de cariño, de respeto, de admiración.
Y
además, les damos 46 abrazos, uno por cada uno de los ausentes.
-
Abel García Hernández
-
Abelardo Vázquez Peniten
-
Adán Abraján de la Cruz
-
Antonio Santana Maestro
-
Benjamín Ascencio Bautista
-
Bernardo Flores Alcaraz
-
Carlos Iván Ramírez Villarreal
-
Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
-
César Manuel González Hernández
-
Christian Alfonso Rodríguez Telumbre
-
Christian Tomás Colón Garnica
-
Cutberto Ortiz Ramos
-
Dorian González Parral
-
Emiliano Alen Gaspar de la Cruz.
-
Everardo Rodríguez Bello
-
Felipe Arnulfo Rosas
-
Giovanni Galindes Guerrero
-
Israel Caballero Sánchez
-
Israel Jacinto Lugardo
-
Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
-
Jonás Trujillo González
-
Jorge Álvarez Nava
-
Jorge Aníbal Cruz Mendoza
-
Jorge Antonio Tizapa Legideño
-
Jorge Luis González Parral
-
José Ángel Campos Cantor
-
José Ángel Navarrete González
-José
Eduardo Bartolo Tlatempa
-José
Luis Luna Torres
-Jhosivani
Guerrero de la Cruz
-Julio
César López Patolzin
-Leonel
Castro Abarca
-Luis
Ángel Abarca Carrillo
-Luis
Ángel Francisco Arzola
-Magdaleno
Rubén Lauro Villegas
-Marcial
Pablo Baranda
-Marco
Antonio Gómez Molina
-Martín
Getsemany Sánchez García
-Mauricio
Ortega Valerio
-Miguel
Ángel Hernández Martínez
-Miguel
Ángel Mendoza Zacarías
.-Saúl
Bruno García
.-
Julio César Mondragón Fontes
.-
Daniel Solís Gallardo
.-
Julio César Ramírez Nava
.-
Alexander Mora Venancio
-*-
Compas
todas, todos, todoas:
Están
aquí con nosotras y nosotros, las hermanas y hermanos de los pueblos
originarios que luchan en el gran acuerdo que se llama Congreso Nacional
Indígena.
Desde
hace más de 500 años nos hemos buscado como pueblos originarios en los caminos
de la rebeldía y la resistencia,
Desde
hace más de 500 años han sido el dolor y la rabia el día y la noche en nuestro
camino.
Desde
hace más de 500 años ha sido nuestro empeño el de conquistar la libertad, la
verdad y la justicia.
Desde
hace más de 18 años nos hemos encontrado como Congreso Nacional Indígena de la
mano de la finada Comandanta Ramona.
Desde
entonces hemos tratado de ser alumnos de su sabiduría, de su historia, de su
empeño.
Desde
entonces hemos ido revelando, juntos, el andar de la tétrica carroza del
capitalismo sobre nuestros huesos, nuestra sangre, nuestra historia.
Y
nombramos la explotación, el despojo, la represión y la discriminación.
Y
nombramos el crimen y al criminal: el sistema capitalista.
Pero
no sólo, también con nuestros huesos, sangre e historia nombramos la rebeldía y
la resistencia de los pueblos originarios.
Con
el Congreso Nacional Indígena levantamos el digno color de la tierra que somos.
Con
el Congreso Nacional Indígena aprendimos que tenemos que saber respetarnos, que
todos vamos a tener nuestro lugar en nuestras demandas.
Entendemos
que ahora lo más urgente es la verdad y la justicia para Ayotzinapa.
Hoy
lo más doloroso e indignante es que no están con nosotros los 43.
Mañana
no queremos que nos pase así también, por eso difundamos allá en nuestros
pueblos, naciones, barrios y tribus.
Llamemos
a nuestros pueblos a ya no permitir que nos sigan engañando con miserables
migajas, sólo para mantenernos callados y que los Mandones se sigan
enriqueciendo a costa nuestra.
Juntemos
nuestras rabias y organicemos y luchemos dignamente sin vendernos, sin
rendirnos y sin claudicar por nuestros presos políticos, que por luchar por las
injusticias en que vivimos los tienen en la cárcel.
Como
pueblos originarios peleamos por lo que es nuestro derecho, sabemos cómo hacer
esto, así nos enseñaron nuestros tatarabuelos que no los pudieron acabar como
originarios que somos de estos suelos.
Por
eso existimos tantas lenguas, porque supieron cómo no dejarse acabar nuestros
antepasados, ahora nos toca a nosotros lo mismo ahora.
Todos
debemos decirle NO a las transnacionales.
Desde
nuestros pueblos, naciones, barrios y tribus, todos tenemos que pensar qué
vamos a hacer, cómo lo vamos a hacer, tenemos que pensar cómo tenemos que
comunicarnos de lo que nos hacen los malos gobiernos.
Quiere
que nos organicemos y nos cuidemos.
Porque
nos van a querer comprar, nos van a regalar migajas, nos van a ofrecer
puestecitos.
Nos
van a buscar todas las formas de dividirnos y que nos peleemos y nos matemos
entre nosotros mismos.
Nos
van a querer dominar y controlarnos con otras ideas.
Nos
van a espiar y nos van a querer meter todos los tipos de miedos.
Y
nos van a poner miles de trampas con tal de que caigamos y dejemos de luchar
por nuestro pueblo.
¿Pero
acaso vamos a permitir que sigan otros 520 años de tratarnos como sus basuras?
Sólo
queremos vivir en paz, sin explotación del hombre por el hombre, queremos
igualdad entre hombres y mujeres, respeto a lo diferente, y que decidamos
juntos nuestro destino, el mundo que queremos del campo y la ciudad.
Seguros
estamos de que vamos a saber la mejor forma de vida que queremos diferente a la
que nos imponen.
Nosotros
los zapatistas, las zapatistas, queremos pedirles a los pueblos originarios del
Congreso Nacional Indígena que abracen a los familiares de Ayotzinapa
recibiéndolos en sus territorios.
Les
pedimos que inviten sus pasos y sus corazones.
Les
pedimos para ellos el honor de su palabra y de su oído.
Grande
es la sabiduría que anida en los corazones de los pueblos originarios, y se
crecerá más al compartir la palabra de dolor y de rabia con estas personas.
Como
guardianes y guardianas que somos de la madre tierra, bien lo sabemos que
nuestro paso es largo y necesita compañía.
Hay
tanto por caminar aún y no podemos detenernos.
Así
que seguiremos caminando.
Como
pueblos originarios la sabemos bien a la tierra, trabajemos a la madre tierra
vivamos con lo que nos da, sin que explotemos.
Cuidemos,
amemos y que descansemos en paz en ella.
Somos
las guardianas y guardianes de la madre tierra.
Con
ella todo podemos, sin ella todo se muere inútilmente.
Como
pueblos originarios es nuestra hora ahora y siempre.
-*-