Es
tiempo de tomar la vida en nuestras manos
El
día 24 de mayo hay elecciones de nuevo. Esta vez toca elegir alcaldes y, en
buena parte del Estado español, también presidentes de comunidad autónoma.
Los
partidos políticos y las instituciones nos dicen que es tiempo de elegir a
nuestros gobernantes, a quienes nos representarán durante cuatro años, a
quienes dicen harán de solventar nuestros problemas su quehacer diario…Pero no
les cree nadie.
El
pueblo sabe que la política está podrida: corrupción, privilegios, falta de
honestidad… Nadie se cree ya el cuento de que en democracia manda el pueblo
porque sabemos que, gobierne quien gobierne, siempre mandarán los mismos. Es el
poder del dinero quien ha diseñado el tablero y puesto las reglas. Mientras
sigamos jugando a su maldito juego, nada podrá cambiar. De poco vale esperar
cambios profundos metiendo sangre nueva en las instituciones. Hay una vieja
verdad que a cada tanto reverdece: el poder corrompe a quien lo ostenta.
Precisamente
por eso, no podemos aspirar a transformar la sociedad desde los parlamentos, ni
siquiera en el ámbito municipal; nosotros y nosotras, las gentes de CNT,
pensamos que no se puede construir un mundo nuevo, más libre e igualitario,
utilizando las herramientas que nos dieron los amos.
Es
tiempo de tomar la vida en nuestras manos y dejar de confiar en políticos,
mesías y supuestos benefactores. Los trabajadores y trabajadoras, el pueblo, no
podemos seguir esperando. De nada vale criticar a los políticos si luego, a la
hora de la verdad, se acude a las urnas y nos quedamos de brazos cruzados.
Nuestra pasividad está legitimando el robo, el abuso de los que más tienen, la
angustiante falta de libertad. Hay que lanzarse decididamente a la conquista de
una nueva sociedad donde, por encima de todo, prime la justicia social, donde
la economía esté al servicio del pueblo (y no al revés).
Tampoco
basta con salir a la calle puntualmente. Día a día tenemos que ser más los que
hemos dicho basta, las que hemos decidido organizarnos en los barrios, en las
fábricas y empresas, los que hemos decidido no volver a confiar en sus
palabras.
Tenemos
razones de sobra para dejar de obedecer sus normas. Nos quieren atados de pies
y manos; así que, antes que nada, dejemos de acatar el dictado de los que
quieren dominarnos: que no votar signifique hacernos responsables de nuestros
propios problemas, que no votar sea un ejemplo de que hemos apostado por
cambiar la sociedad desde la base y entre iguales.
También
hay motivos para la esperanza.
Los
años de crisis económica han hecho que miles de personas levanten la cabeza
para buscar ayuda entre los suyos. Cada vez hay más gente organizada, luchando
en multitud de espacios, para ponerle freno a este desastre permanente llamado
capitalismo. Se cuentan por miles las victorias invisibles de los de abajo.
Cada
desahucio parado, cada huelga ganada, cada derecho laboral que hacemos valer,
cada vez que nos organizamos para no dejarnos pisotear, estamos demostrando que
no necesitamos a los políticos para resolver nuestros problemas y que la
solidaridad funciona.
Pero
no basta con eso. Debemos ser capaces de tomar las decisiones en común, sin que
nadie tenga el privilegio de representarnos permanentemente; confiemos pues,
antes que nada, en nuestra capacidad para luchar al margen de líderes políticos
y liberados sindicales.
Es
tiempo de hacer frente a los que mandan empezando por abajo. Hay que seguir
construyendo: en cada plaza, en cada barrio, en cada pueblo, en cada centro de
enseñanza, en cada fábrica, no perdamos el tiempo eligiendo a los que, una y
otra vez, nos volverán a traicionar, y vamos a juntarnos para defender nuestros
derechos, hacer valer nuestra manera más libre e igualitaria de ver el mundo y
avanzar en la conquista de una nueva sociedad que nazca de las ruinas de este
sistema criminal que pretende arrebatarnos el futuro y la esperanza.
Los
trabajadores y trabajadoras de la CNT lo tenemos claro: no se trata de votar
para cambiar de amo ni de confiar nuestros problemas a ningún político o
liberado sindical de turno, se trata, más bien, de enfrentar el reto de luchar
por lo que es nuestro sin delegar en nadie, organizando nuestro esfuerzo y
nuestras ganas de vivir de otra manera, en un mundo más libre y justo.
Por
eso mismo, el 24 de mayo: ¡¡Nosotras No Votamos!!. Anarcosindicalismo: 365 días
de lucha, 365 días construyendo autogestión.
¿Quieres
cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que
otros vengan a dártelas.
Ricardo
MELLA
CNT
Comité Confederal