El
Memorial dedicado a los fusilad@s en Huesca desde 1936 al 1945 se inaugurará el
23 de agosto de este año 2016
El
miliciano y escritor José María Aroca llegó a Huesca a finales de agosto de
1936 con la columna Ascaso. Tomaron el cementerio haciéndose fuertes en esta
posición hasta la caída del frente, el 25 de marzo de 1938. Aroca escribe en
“Las Tribus” (1972):
“Cuando
llegamos al cementerio de Huesca, descubrimos que uno de sus muros estaba
literalmente acribillado a balazos. Al pie de la pared, la tierra, amasada con
sangre, tenía un color parduzco. La cal aparecía salpicada, aquí y allá, de
cabellos y de sesos humanos. En aquella tapia, los sublevados habían estado
fusilando a los izquierdistas de la capital. Dentro del cementerio, unas
inacabables fosas comunes daban testimonio de lo implacable de la represión fascista”.
En
ese muro, el del lado oeste del antiguo recinto civil del cementerio, se fusiló
en julio y agosto de 1936 a ciento cincuenta y tres personas. Aroca fue testigo
del terror. De un terror incesante, sistemático, calculado, que se prolongó en
el antiguo cementerio de Las Mártires. Y cuando el recinto municipal fue
conquistado por las tropas franquistas, volvió a ser utilizado como lugar de
ejecuciones para otras ciento noventa y cinco personas que habían sido
condenadas a muerte tras juicios militares sumarísimos, en los que no habían
tenido ninguna oportunidad de defensa. Los últimos fusilamientos tuvieron lugar
el 23 de enero de 1945, todavía seis años después de la victoria franquista.
Esta
tapia herida por las balas es el lugar de memoria por excelencia, ámbito en el
que recordar la barbarie fascista, la brutal represión desatada para seguir las
instrucciones del golpista general Mola, “director” de la sublevación: “Es
necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio
eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros.
Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o
secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado”.
Un
grupo de ciudadanos agrupados en un colectivo memorialista y el sindicato CNT
de Huesca, la organización más numerosa y castigada entonces, honramos la
memoria de Ramón Acín y Concha Monrás en diciembre de 2004, colocando una placa
en la casa de la calle de Las Cortes donde vivieron el artista y su querida compañera
y de donde fueron sacados violentamente para ser asesinados. Cientos de
personas nos congregamos en aquella fría mañana que se llenó de emoción y
sentimiento. Once años después, en el ochenta aniversario del inicio de la
guerra, volvemos a proponer una actuación de carácter simbólico y
reivindicativo, un acto de justicia y de reparación. Y de nuevo contamos con el
artista y diseñador Óscar Lamora, autor de la pajarita que preside la fachada
de la vieja casona donde Ramón, Concha y sus hijas Katia y Sol fueron felices
hasta el trágico verano de 1936.
Óscar
Lamora ha diseñado un memorial que es una poesía hecha materia. Escribe Óscar:
“Aquel horror que por excesivo no puede ser descrito documentalmente puede
llegar a quedar inscrito en el arte. Aquel horror que por excesivo se torna
indescriptible puede, a través del arte, quedar inscrito en el interior de un
muro. A saber, el mismo muro testigo y fondo del horror”. Su propuesta
“pretende recuperar del interior de ese muro el núcleo central del drama, que
de forma primordial no es otro que el de las vidas arrebatadas en cada uno de
aquellos funestos amaneceres. El muro y lo que este testimonia; realzar su
carga simbólica, dignificar, preservar, no-derribar, abrir, señalar el lugar.
Un corte a modo de cata arqueológica que haga emerger simbólicamente los
nombres de todas aquellas personas asesinadas, despojadas, y en gran medida,
omitidas y olvidadas por la historia oficial”.
En
este homenaje, sentido, sincero e intenso, han intervenido en la parte técnica,
con la misma generosidad y desprendimiento que Óscar, el arquitecto Rafael
Zalba y el herrero y artista Eduardo Cajal. Las obras las ejecutará el
Ayuntamiento, cuyo equipo de gobierno ha valorado y compartido con los
promotores el alcance del gesto desde el punto de vista de la recuperación
histórica, de la memoria democrática y de la elemental reparación.
El
23 de agosto de 2016 inauguraremos el memorial, una brecha de 16 centímetros de
anchura, vertical como una silueta que enfrenta los fusiles y transparente para
que la penetre el aire que aviente las exigencias de justicia y libertad por
todos los caminos.
Hemos
puesto en circulación unos bonos de ayuda para financiar materiales, las
planchas de aluminio donde se grabarán los nombres de todos los fusilados en
Huesca entre julio de 1936 y enero de 1945. Más de medio millar de nombres que
se leerán en ese corazón del muro donde un día se incrustaron las balas.
Víctor
Pardo Lancina
NOTA:
Los bonos de pueden comprar al precio de 5 € en la Librería Anónima, en
Librería Iris, en La barbería del Coso y en otros lugares que iremos anotando
en próximos días. También hemos abierto una cuenta para aportaciones
voluntarias o compra de bonos que podemos enviar por correo fuera de Huesca:
ES70
0081 0380 4100 0147 5357 Banco Sabadell
(En
principio se abrió una cuenta en Ibercaja que es la que aparece en los bonos
pero cobran comisión de 2,5 euros por cada 5 euros que se ingresa)
Correo para solicitar
bonos: memorialhuesca@gmail.com
http://aragon.cnt.es/cnt-huesca-memorial-cementerio-huesca/
http://aragon.cnt.es/cnt-huesca-memorial-cementerio-huesca/
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