Agrupación de Mujeres Libres de Barcelona 1936 |
Escrito de opinión
Fraga
1933, “les encaixonadores” de la CNT se declaran en huelga.
Y si ya tengo el agua que
me da la lluvia
Si conozco lo grande que
me da el cielo
Si ya tengo lo oscuro que
me da la noche
Si entiendo lo que pasa
cuando arde el fuego
Si se abren los caminos
cuando hay estrellas
Si puedo vivir con lo que
cae al suelo
Si no me falta la
esperanza gracias a la mañana
Yo no necesito poder.
Quién manda. Mala Rodríguez
En
otoño de 1933 la CNT de Fraga convoca huelga en el sector manufacturero de
higos secos, la única industria existente en
la Fraga de los años treinta y donde las mujeres ocupan prácticamente toda
la mano de obra: les encaixonadores de
figues.
Fraga
no era ajena al convulso ambiente social que se vivía en buena parte de España,
debido sobre todo a las desigualdades sociales; situación que se agrava en las
zonas rurales, donde latifundio y caciquismo son el binomio predominante. El
año comienza con la insurrección
anarquista de enero del 33, con levantamientos de obrer@s y campesin@s en
varias partes del país. Se producen los trágicos sucesos de Casas Viejas, donde varios campesinos de la CNT son
acribillados mortalmente por orden gubernativa y que inmortalizaron de forma admirable los periodistas y escritores
Ramón J. Sender en su reportaje: Viaje a
la aldea del crimen o Eduardo de Guzmán en La tragedia de Casas Viejas.
En
diciembre, la CNT insiste y proclama huelga
general revolucionaria. En el Bajo
Cinca varios pueblos se suman a ese movimiento insurreccional y proclaman
el Comunismo Libertario. En Belver y
en Albalate se ocupan las fincas de terratenientes, entre otras demandas se
sigue reclamando, la tan ansiada reforma
agraria; la respuesta del Gobierno de
la República, fue de nuevo la represión: numerosos heridos y más de cien
detenidos, entre los que se encuentran varios cenetistas de Fraga, además se clausuran varias sedes del Sindicato.
Es
la época de la marca “Higos de
Fraga”, registrada por el propio
Ayuntamiento. El producto se vende en prácticamente todo el país, incluso se
exporta, alcanzando mucha popularidad y renombre. El negocio crece y prospera,
situación que contrasta con la vivida por las trabajadoras que son utilizadas
como mano de obra barata; trabajan
entre diez y doce horas diarias y se las obliga a hacerlo a destajo por un
sueldo de miseria. Un grupo de más de doscientas trabajadoras organizadas en la
CNT se declaran en huelga reclamando la jornada laboral de ocho horas y un
aumento de sueldo, demandas que consiguen después de varios días de huelga.
Puede
decirse que “les encaixonadores de figues”
protagonizaron la primera huelga de
mujeres en Fraga, en cualquier caso, ser las primeras huelguistas, es tan resaltable como los ideales que
muchas de ellas procesaban, luchando no solo contra las injusticias laborales
sino también contra las tradiciones y los convencionalismos seculares que las
subyugaban incluso en las maneras de vestir. También es cierto que es la época
de mayor efervescencia libertaria
fragatina, ese mismo año habían nacido las Juventudes Libertarias y
una escuela racionalista. Tuvieron que pasar tres años para que las ideas de
Amparo Poch o Lucia Sánchez Saornil y tantas otras se materializaran en un grupo de Mujeres Libres -ya en
plena guerra-, sin embargo las ideas de emancipación y equidad ya habían
germinado mucho antes.
Aprendamos
de nuestras compañeras predecesoras, salvando todas las distancias, las mujeres
trabajadoras de hoy continuamos padeciendo la doble explotación, la del
patriarcado y la del capitalismo.
Fraga, marzo 2018
Mala Rodríguez ¿Quién manda?