Barcelona 1919. Cola de abastecimiento durante la huelga |
Artículo de Javier Antón, historiador.
Extraído
del periódico cnt nº 420
El
convulso segundo decenio del siglo pasado en Barcelona se vino a caracterizar
por una aguda conflictividad social, heredada de las disputas habidas en años
anteriores entre una clase obrera sometida a unas penosas e injustas
condiciones de vida, en contraste con una influyente burguesía regional. Dicha
clase, emprendedora y poderosa, dominaba tanto el mercado de trabajo como la
creciente expansión de la propia ciudad, manteniendo así sus privilegios
políticos y económico.
La
empresa Riegos y Fuerza del Ebro, con su denominación inglesa de Barcelona
traction, light and power company limited, propiedad del Canadian Bank of
Commerce of Toronto como accionista mayoritario, de ahí su denominación de «La
Canadiense», se presentaba como una de las principales compañías del momento.
De ella dependía tanto la distribución energética a buena parte del sector
industrial catalán, como la provisión de agua para una Barcelona en expansión.
Los sistemas de distribución energética adquirieron también en ese momento un
especial protagonismo para nodos como el puerto marítimo de Barcelona, la red
de tranvías, el tendido eléctrico público, la distribución energética a particulares,
etc., por lo que dicha empresa adquiría un carácter marcadamente estratégico.
“El
conflicto parece surgir en dos focos: uno en el pantano de Camarasa con el
despido de varios trabajadores y otro por la misma causa en las oficinas de la
capital.”
Sueldos
bajos, lock out (cierres empresariales), horarios extremos, despidos
injustificados y listas negras, caracterizaban la vida laboral de la época y
eran bien conocidos por la creciente fuerza de la CNT. Creada en 1910, nueve
años después, a finales de 1919 superaba ya los 845.000 afiliados en toda
España. La mitad de tales efectivos se encontraba precisamente en Cataluña,
donde el sindicato crecía continuamente a partir del impulso que supuso el
Congreso de Sants de la Regional Catalana, habido en el verano de 1918, que
promueve la estructura de sindicatos únicos para superar las sociedades de
oficios. Sus acuerdos, se refrendan luego en el congreso de Madrid de 1919
(Teatro de la Comedia), en paralelo con el desarrollo de una campaña de
agitación confederal llevada a cabo en Andalucía, Levante y Cataluña, entre
otras muchas causas por la carestía de los productos de primera necesidad, el
extendido paro obrero y la ausencia de futuro para el proletariado.