domingo, 6 de octubre de 2019

Cien años de la jornada laboral de ocho horas. Una conquista histórica del movimiento obrero

Barcelona 1919. Cola de abastecimiento durante la huelga


La huelga de la Canadiense

Artículo de Javier Antón, historiador.
Extraído del periódico cnt nº 420

El convulso segundo decenio del siglo pasado en Barcelona se vino a caracterizar por una aguda conflictividad social, heredada de las disputas habidas en años anteriores entre una clase obrera sometida a unas penosas e injustas condiciones de vida, en contraste con una influyente burguesía regional. Dicha clase, emprendedora y poderosa, dominaba tanto el mercado de trabajo como la creciente expansión de la propia ciudad, manteniendo así sus privilegios políticos y económico.

La empresa Riegos y Fuerza del Ebro, con su denominación inglesa de Barcelona traction, light and power company limited, propiedad del Canadian Bank of Commerce of Toronto como accionista mayoritario, de ahí su denominación de «La Canadiense», se presentaba como una de las principales compañías del momento. De ella dependía tanto la distribución energética a buena parte del sector industrial catalán, como la provisión de agua para una Barcelona en expansión. Los sistemas de distribución energética adquirieron también en ese momento un especial protagonismo para nodos como el puerto marítimo de Barcelona, la red de tranvías, el tendido eléctrico público, la distribución energética a particulares, etc., por lo que dicha empresa adquiría un carácter marcadamente estratégico.

“El conflicto parece surgir en dos focos: uno en el pantano de Camarasa con el despido de varios trabajadores y otro por la misma causa en las oficinas de la capital.”

Sueldos bajos, lock out (cierres empresariales), horarios extremos, despidos injustificados y listas negras, caracterizaban la vida laboral de la época y eran bien conocidos por la creciente fuerza de la CNT. Creada en 1910, nueve años después, a finales de 1919 superaba ya los 845.000 afiliados en toda España. La mitad de tales efectivos se encontraba precisamente en Cataluña, donde el sindicato crecía continuamente a partir del impulso que supuso el Congreso de Sants de la Regional Catalana, habido en el verano de 1918, que promueve la estructura de sindicatos únicos para superar las sociedades de oficios. Sus acuerdos, se refrendan luego en el congreso de Madrid de 1919 (Teatro de la Comedia), en paralelo con el desarrollo de una campaña de agitación confederal llevada a cabo en Andalucía, Levante y Cataluña, entre otras muchas causas por la carestía de los productos de primera necesidad, el extendido paro obrero y la ausencia de futuro para el proletariado.