Además del articulo de Amador Fernández-Savater, desde
“Abajo a la Izquierda” queremos compartir con vosotr@s otras lecturas recientes; aportamos diversas sugerencias
para alimentar, también, la mente durante el verano.
Apuntamos,
además, direcciones de editoriales, distribuidoras
y librerías varias, que ofrecen estos mismos títulos sin ánimo comercial.
Lecturas dispersas: https://bajocincalibertario.blogspot.com/p/lecturas-dispersas-desdeabajo-la.html
Fraga, verano 2019
No hay fracaso si hay balance: poder y potencia en el ciclo
15M-Podemos
Una
aportación a la elaboración de balance colectivo sobre el ciclo
15M-Podemos.
28/06/2019. Publicado en eldiario.es:
25S de 2012: Rodea el Congreso |
"Toda ruina contiene
su pasado y el nuestro.
Toda ruina es hermosa
si es capaz de decirnos
qué esconde el porvenir"
(Juan Antonio Bermúdez)
Tras
las últimas elecciones generales y municipales se habla del final del ciclo
15M. ¿Qué significa un final de ciclo? Podríamos pensarlo así: la potencia de
efectos suscitada por un acontecimiento se agota, ya no es capaz de nuevas
metamorfosis y actualizaciones. Hoy vemos el antiguo orden político
recomponerse, las políticas neoliberales profundizarse, los espacios
electorales del cambio volatilizarse, en medio del declive del tipo de vida
política inaugurada por el 15M, más preocupada por la apertura a la cooperación
con el cualquiera que por la reproducción de las identidades existentes.
Esta
sensación de decepción no me parece mala condición para el pensamiento. Diego
Sztulwark, investigador independiente y antiguo miembro del Colectivo
Situaciones, ha escrito un texto hermoso justamente sobre la potencia que
podemos encontrar en los estados de decepción.
La
decepción es como un camino de prueba a atravesar. En él podemos hacer una
"limpia" de toda una serie de ilusiones y salir así más fuertes, más
realistas, más estratégicos. Regeneramos el deseo de transformación renunciando
a idealismos, utopismos y voluntarismos. En el desmoronamiento de las
expectativas y las proyecciones se vuelve posible ver algo
nuevo y recrear los lazos con el mundo.
En
el estado de decepción, ya no tenemos ninguna posición que
"defender", ninguna fórmula que "vender", estamos todos
como suele decirse "en la misma mierda". Es un momento de no
saber en el que pueden elaborarse saberes nuevos, si evitamos caer en
el cruce de acusaciones, el ajuste de cuentas, la búsqueda de culpables y la
lógica de tribunal.
De
ese modo la decepción se vuelve condición de pensamiento y abre la posibilidad
de elaborar un balance colectivo sobre lo vivido, donde colectivo no significa
"todos juntos", sino "entre todos".
Balance o desbandada
¿Qué
es un balance? El filósofo Alain Badiou dice lo siguiente en un texto escrito
al respecto: no hay fracaso si hay balance. Es decir, en la
historia de las experiencias revolucionarias hay fracasos y fracasos. El peor
de los fracasos es el que no piensa nada, no registra nada. Si no hay
pensamiento, si no hay balance, hay desbandada: repliegue de
cada cual en su vida, fuga personal de lo político enmierdado, en la amargura y
tal vez el resentimiento, desnorte y orfandad, ruptura de los lazos de
confianza, etc. La banda se desbanda. La dispersión es no solamente física,
sino sobre todo mental y sensible: deja de compartirse una percepción y una
lectura común sobre la situación.
El
balance es compañía en la soledad, vuelve fecundos los fracasos, encuentra una
significación en las derrotas. No evita que nos volvamos a equivocar, pero
permite que la próxima vez nos equivoquemos distinto.Lo peor es
fracasar igual, el fracaso previsible.
Si
no hay balance propio, vence el balance del adversario. Y este siempre es
absoluto: el deseo de transformación social es locura y acaba mal. El balance
propio vuelve relativo un fracaso absoluto: el fracaso no está inscrito en el
deseo de transformación, sino en la vía concreta que hemos
elegido. Fracasamos siempre en punto concreto dice Badiou. El balance es una
topología: "hay que localizar, encontrar y reconstituir el punto a
propósito del cual la decisión fue desastrosa". El punto, simplificando,
es una encrucijada o un momento crítico en el proceso donde tomamos malas
decisiones. Si queremos decirlo coloquialmente: "donde la cosa
empezó a torcerse".
¿Cuál
ha sido ese punto, nuestro punto?
Regreso a Neptuno
Ni
siquiera se trata seguramente de un solo punto, sino de una entera línea de
puntos a lo largo de los cuales se va deslizando una decisión, una orientación
del movimiento.
Voy
a señalar como primer punto el Rodea el Congreso del 25-S de 2012, cuando miles
de personas cercamos físicamente el Parlamento de los Diputados hasta ser desalojados
violentamente de la plaza de Neptuno por la policía de la hoy defenestrada
Cristina Cifuentes.
¿Cuál
era el objetivo del 25-S? nos preguntó a una serie de amigos durante una
conversación informal Raquel Gutiérrez, teórica y militante mexicana, a su paso
por Madrid en 2017. Esta pregunta aparentemente tan sencilla se quedó sin
respuesta por parte de los que allí estábamos y desde entonces rebota en mi
cabeza.
Me
parece, visto en retrospectiva, que el 25-S podía interpretarse de tres modos
al menos:
-como
llamada a un levantamiento general contra la clase política: es la imagen de
la insurrección, tan cara al imaginario revolucionario del
siglo XIX. Desorden, barricadas, minorías conspiradoras y masas en la calle, el
derrocamiento fulgurante del orden establecido que abre un espacio vacío a lo
nuevo. La "destrucción creadora" de Bakunin.
-una
"radicalización" del movimiento nacido en las plazas a través de un
choque a cara de perro con el poder político. El pasaje del
"no nos representan" al "a por ellos". Un endurecimiento de
la lógica de enfrentamiento del 99% contra los representantes del 1% con la
aspiración de cambiar las reglas de juego del poder.
El
25-S fue una primera tentativa de "asalto" al poder político
considerado a partir de ahí como el centro que organiza la acción (las plazas
del 15M fueron más bien el gesto de "dar la espalda" al poder).
Podemos pensar el posterior "asalto institucional" como una
continuación -por otros medios, más eficaces- de esa primera tentativa. Se
impone desde entonces un lenguaje político típico del siglo XX: asaltar, tomar,
ganar, etc.
-del
tercer modo de pensar el 25-S, seguramente una imagen política más fecunda para
el siglo XXI, hablaremos de nuevo al final de este artículo.
Recapitulando:
a partir del 25-S se fue decantando una decisión: poner el poder político como
objetivo principal de la acción y, en consecuencia, confundir y/o subordinar la
potencia al poder, la política de movimiento a la política de partido, la
emancipación a la gestión.
Esta
es la idea que quisiera poner a discusión en la elaboración colectiva de
balance: el problema de la confusión entre potencia y poder que -pienso- ha
acabado entrampando todas las energías en el estado de cosas (el Estado). Una
"lección" que podríamos sacar entonces de cara a futuro sería
distinguir radicalmente ambas cosas, para "fracasar distinto".
Estrategia populista y partido-movimiento
Simplificando
mucho de nuevo, encuentro dos maneras de con-fundir potencia y poder en el
pensamiento y el hacer en estos últimos años.
La primera sería
el pensamiento estratégico populista que viene a decir lo siguiente: los
movimientos son cambios sociales o culturales o afectivos importantes,
pero insuficientes. El Partido es el "plus" político que canaliza su
energía hacia las instituciones para transformarlas. El 15M fue indignación,
expresión de malestar, tuvo impacto en el "sentido común de época".
El Partido interpreta y sintetiza a partir de ahí las demandas y los
descontentos: "traduce políticamente" al movimiento.
Es
un pensamiento que subordina la potencia al poder: los movimientos son procesos
importantes, pero sólo como "preparación" o "trampolín"
hacia otra cosa. Son los signos que el estratega populista ha de saber leer y
organizar -mediante las famosas cadenas equivalenciales, etc.- en la operación
de construcción hegemónica.
Este
es un pensamiento fundamentalmente triste -por mucha energía
que le eche Errejón a sus arengas- porque se acerca a lo real desde el ángulo
de la "falta": los movimientos no son vistos como potencias en sí mismos
y por sí mismos, sino que siempre están "en función de" otra cosa
(una instancia superior) que les da valor y sentido.
La segunda es
la hipótesis de un "partido-movimiento" o de un "partido
orgánico" en torno a la cual se han reunido corrientes tan diferentes como
Anticapitalistas o sectores autónomos en las confluencias y los municipalismos.
Es la hipótesis "movimentista".
El
partido-movimiento es el conjunto reunido de las fuerzas sociales, políticas y
culturales activas en el proceso de transformación social. Se distingue del
"partido-institución" porque no es sólo una máquina electoral o de
gestión, sino que trabaja políticamente en la sociedad. Va más allá de la
concepción de una "autonomía de lo político", la idea de lo político
como esfera autónoma y aparte, en la convicción de que sólo un fuerte apoyo
social organizado puede sostener políticas públicas de cambio sustantivas.
Creo
que es una mala idea (teórica) y que ha tenido malos efectos (en la práctica).
Mala idea teórica porque es deudora de un paradigma unificante de
lo político donde lo múltiple queda englobado en lo uno: una sola
organización, por muy plural y compleja que sea. La metáfora
"orgánica" es reveladora: se piensa en un solo cuerpo cuya cabeza
sería una serie de "cuadros" vinculados a los movimientos
("dirección política", "vanguardia interna"). Mala idea
también porque la lógica de la potencia y la lógica del poder son heterogéneas
y no ensamblan: el partido bolchevique y los soviets no pueden convivir en el mismo
espacio. En la práctica creo que esta idea ha capturado la energía de mucha
gente de los movimientos en los lugares institucionales, debilitando así la
trama de la potencia.
Potencia destituyente
Mi
propuesta sería separar radicalmente la potencia del poder, lo
que no significa que uno no tenga efectos sobre el otro, sino que no se
subordinan ni se con-funden.
El
filósofo italiano Giorgio Agamben está desarrollando en ese sentido un
pensamiento sobre lo que llama la "potencia destituyente". Agamben
toma nota sobre la "tragedia" de las revoluciones que consiste en la
activación repetida de un "mecanismo diabólico" por el cual el poder
constituyente queda atrapado una y otra vez en un nuevo poder constituido (tan
parecido al antiguo...).
Lo
constituyente queda limitado desde entonces al solo poder de revisar la nueva
constitución y el nuevo gobierno, a la "participación" dentro de las
estructuras existentes, pero ya sin posibilidad de cuestionarlas radicalmente
(de raíz). Eso en el mejor de los casos. En el peor, se reduce a mera
referencia retórica e instrumental, a un fetiche que fundamenta y legitima al
nuevo poder, un "mito de los orígenes". Es la manera de hablar de
tantos dirigentes de la Nueva Política sobre el 15M.
¿Es
posible romper ese mecanismo diabólico? ¿Es posible una política de los
gobernados que no se resuelva en un nuevo poder, que los gobernados se definan
siempre, como decía Maquiavelo, por su deseo de no ser oprimidos? Agamben
propone la potencia destituyente, una potencia que no
cristalice nunca en poder. Devenir y permanecer ingobernables.
Pensar-crear
esta potencia destituyente implica un desplazamiento radical en la comprensión
misma de lo político. Deshacernos en primer lugar de un imaginario en el que el
poder político está en el centro y polariza todas las energías.
Nunca
el poder político ha tenido tan poco poder como hoy en día, atravesado y
desbordado por fuerzas financieras globales y micropolíticas neoliberales.
Nunca ha estado sin embargo tan presente en nuestras conversaciones y en
nuestros corazones. Es lo que siento más dolorosamente como "fracaso
generacional" de la gente "educada" en la potencia de los
movimientos: la manera en que hemos cedido a la tentación política, entregando
nuestra irreverencia e indiferencia de fondo al poder, asumiendo su lenguaje y
categorías, enamorándonos de él.
Distinguir
entonces radicalmente entre potencia y poder. No se funden, ni se confunden.
Son de naturaleza diferente, habitan mundos distintos, siguen lógicas
heterogéneas. El conflicto entre ellos es asimétrico (no se pelea por lo mismo)
y su cooperación eventual nunca es "orgánica", sino puntual y
efímera.
La
potencia no se "traduce" al poder: hablan dos lenguajes,
inconmensurables. La "democracia real ya" de las plazas y las
asambleas es otra cosa que la "democratización de las
instituciones".
La
potencia no se "gestiona": se actualiza o muere. No requiere la
edificación de "instituciones" que la canalicen, sino de la creación
de formas que la hagan pasar: formas de paso, para que la
potencia pase.
La
potencia es heterogénea con respecto al tiempo del poder, a su calendario
electoral, tiene sus propios tiempos de maduración y crecimiento, con sus
propios ritmos.
La
potencia no conoce distinción entre medios y fines, no admite distinciones
entre formas y contenidos: en ella el medio es el fin, prefigura el fin, la
potencia es medio sin fin.
La
potencia no es un contrapoder: no está ahí para "controlar" o
"vigilar" al poder, no se define a la contra, sino por su capacidad
creadora de nuevos valores, nuevas maneras de hacer, nuevas relaciones
sociales. La potencia destituyente es afirmativa y creadora de
nuevas formas de vida.
La
potencia no es escasa: no es un bien escaso, rival, antagonista como el poder
(o lo tienes tú o lo tengo yo). Se multiplica al compartirse. Favorece las
relaciones de cooperación y no de competencia.
La
potencia, por último, no es cuantitativa, sino cualitativa: 40000 personas
actuando en la trama de la potencia en una ciudad como Madrid suponen una
fuerza irresistible, pero 40.000 personas actuando en la trama del poder (es
decir, votando) producen sólo tristeza y frustración porque no
superan el umbral representativo exigido.
Poder sin potencia
Puede
parecer paradójico, pero el poder sin potencia no puede nada. La
potencia transforma la sociedad desde el interior. El poder se limita (en el
mejor de los casos) a "cristalizar" un efecto de la potencia
inscribiéndolo en el Derecho: haciéndolo ley.
Primero vienen
los movimientos de diferencia afectivo-sexual que transforman la percepción y
la sensibilidad social, sólo después se legaliza el matrimonio
homosexual. Primero viene el movimiento negro que transforma
la relación entre negros y blancos, sólo después se promulga
la ley de igualdad racial. Primero vienen las luchas del
movimiento obrero que politizan las relaciones laborales, sólo despuéslas
conquistas se inscriben como derechos sociales.
Ninguna
de estas "cristalizaciones" es clara, sino siempre ambigua y
conflictiva, precisamente porque el lenguaje de la potencia no se traduce sin
más en el lenguaje del poder. Cada cristalización supone un cierto
estrechamiento de los planteamientos de la potencia, pero supone también un
espacio de disputa siempre activable por nuevos sujetos.
La
potencia crea posibilidades nuevas. El poder es gestión en el marco de las
posibilidades existentes. Lo vemos una y otra vez: los poderes que se quieren
progresistas ven reducir sus márgenes de acción posibles cuando no hay
potencias en acto empujando las cosas más allá y redefiniendo la realidad.
¿Podría ser esto lo que explica los magros resultados de la acción de gobierno
de tantos ayuntamientos del cambio, más que la falta de voluntad o audacia
política de las personas que los componen?
Regreso a Neptuno (2)
Ahora
podemos retomar la última de las opciones de interpretación del 25-S que
dejamos colgada.
Hemos
dicho: la potencia no debe confundirse con el poder, pero eso no significa que
deba desentenderse de él. Puede inventar modos de imponerle cuestiones sin
colocarse en su lugar, de obligar al Estado sin ser Estado, de afectar y
alterar el poder sin ocuparlo ni desearlo. Potencia a distancia del
poder: una imagen política para el siglo XXI.
El
25-S sería visto así un ejercicio de destitución del poder: no de toma o de
asalto, de ocupación o de sustitución. Una potencia heterogénea al poder que
nació en las plazas le impone un límite sin proponer nada a cambio: "por
aquí no pasas". Es lo que Raquel Gutiérrez llama "potencia de
veto".
La
potencia destituyente dice Agamben es un elemento que, en la misma medida en
que permanece heterogéneo al sistema, tiene capacidad de destituir, suspender y
volver inoperativas sus decisiones. La "potencia de veto" de Raquel
Gutiérrez es el mejor ejemplo contemporáneo de lo que Agamben busca en los
conceptos de "violencia pura" o "divina" de Walter
Benjamin: una fuerza capaz de deponer el poder, sin fundar uno nuevo. Es
urgente contaminar la teoría de la destitución -todavía tan blanca, tan europea
y tan masculina- con reflexiones de los feminismos latinoamericanos.
Coda: volver a contarnos
La
Revolución Francesa sigue dándonos que pensar aunque después viniese Napoleón.
La Comuna de París sigue inspirándonos aunque acabase en masacre. La
experiencia anarquista en la guerra civil es rica en enseñanzas aunque fuese
estrangulada por estalinistas y fascistas. Hay que leer de nuevo este ciclo
político en claves destituyentes para liberar así las potencialidades (los
virtuales) del 15M. Lograr ver la potencia como potencia y no como antesala del
poder. Sustraer el 15M del continuum de la Historia, como
posible realizado y aún sin realizar, como elemento aún activo. Es un desafío
de balance y recreación poética de la historia de los últimos
años, aún por hacer.
Como
dicen otros amigos, hay que buscar lo que escapa en cada época, lo que
escapa a cada época, porque es lo que nos puede permitir seguir
escapando hoy.
Texto elaborado para mantener un debate con Monserrat
Galcerán y Carlos Sánchez Mato en la 9ª edición de la Universidad
Socioambiental de la Universidad de Guadarrama.
Referencias:
"¿A
qué llamamos fracasar?", prólogo de Alain Badiou a La
hipótesis comunista.
No
existe la revolución infeliz: el comunismo de la destitución, Marcello
Tarí, Deriveapprodi.
https://bajocincalibertario.blogspot.com/p/lecturas-dispersas-desdeabajo-la.html
Otros
textos publicados en la Sala de Lectura "Abajo a la Izquierda":
Democracia
delegativa, democracia directa, Carlos Taibo, publicado en la Sala de Lectura
abril- julio 2019
Simplificación
o la cultura del esfuerzo, Patricio Barquín, publicado en la Sala de Lectura
enero-abril 2019: https://bajocincalibertario.blogspot.com/p/sala-de-lectura_27.html
Entrevista
Temps de Franja, Patricio Barquín y J. Carlos Chiné, publicada en la Sala de
Lectura noviembre 2018- enero 2019:
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Anarquismo y
Nacionalismo, Tomás Ibáñez. Publicado en la Sala de Lectura: septiembre 2017
enero 2018 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/blog-page.html
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marxista!, Murray Bookchin, Publicado en la Sala de Lectura: septiembre
2016-septiembre 2017 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_13.html
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no? En torno a la anarquía, Agustín García Calvo publicado en la Sala de
Lectura: agosto 2016 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/quien-dice-no_19.html
La
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El
apoliticismo desde el margen, Laura Vicente, publicado en la Sala de lectura:
marzo, abril, mayo 2016 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/el-apoliticismo-desde-el-margen.html
LIBERTARIOS
Y AUTORITARIOS. Ricardo Mella, publicado en la Sala de Lectura, invierno
2015-2016 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_9.html
Anarquismo y
sindicalismo. Salvador Seguí, publicado en la Sala de Lectura, otoño 2015 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_19.html
Anarquismo:
la conexión feminista. Peggy Kornegger publicado en la Sala de Lectura, agosto
– septiembre 2015 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/blog-page_26.html
CONTRA LA
DEMOCRACIA. Agustín García Calvo publicado en la Sala de Lectura,
mayo-junio-julio 2015 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/normal-0-21-false-false-false-es-x-none.html
Reabrir la
cuestión revolucionaria (lectura del Comité Invisible), Amador
Fernández-Savater publicado en la Sala de Lectura, abril-mayo 2015http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_80.html
Falacias de
la democracia, Ángel Cappelletti, publicado en la Sala de Lectura,
febrero-marzo 2015 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/falaciasde-la-democracia-lapalabra.html
¿Eres
anarquista? ¡La respuesta te podría sorprender! David Graeber, publicado en la
Sala de Lectura, diciembre 2014 enero 2015http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_22.html
La ofensiva
ciudadanista. Editorial de la revista Argelaga del mes de julio del 2014,
publicado en la Sala de Lectura, octubre-noviembre 2014http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_5.html
Bakunin
inmortal 1814-2014, periódico CNT, publicado en la Sala de Lectura, agosto-septiembre
2014 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_12.html
Delirios
capitalistas, Patricio Barquín, publicado en la Sala de Lectura, Julio 2014 http://bajocincalibertario.blogspot.om.es/p/blog-page_3.html
Notas para
una política no estadocéntrica, Amador Fernández-Savater, publicado en la Sala
de Lectura, junio 2014 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_15.html
Votar no
votar. Javier Sádaba, publicado en la Sala de Lectura, mayo 2014http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura_2.html
Carácter
ético del anarquismo. Luce Fabbri, publicado en la Sala de Lectura, abril
2014 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sala-de-lectura.html
Anarco-Feminismo:
pensando en anarquismo. Deirdre Hogan, publicado en la Sala de Lectura, marzo
2014 http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/blog-page_9.html
SOBRE
"PODEMOS". Carlos Taibo, publicado en la Sala de Lectura, febrero
2014http://bajocincalibertario.blogspot.com.es/p/sobre.html
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